Los ejercicios de lamasería son unos ejercicios esotéricos tibetanos cuyo objetivo es el despertar de la conciencia al tiempo que ayudarnos a sanar y rejuvenecer nuestro cuerpo físico. Por ello durante la realización de cada uno de los ejercicios se trabaja, no solo con el cuerpo físico, sino también con la concentración, la meditación y la mística.
Esta época estival en la que solemos disponer de más tiempo libre es, quizás, el mejor momento para aprenderlos y ejercitarnos en ellos. Más adelante, podríamos introducirlos en nuestra rutina diaria para mantenernos fuertes y sanos y, sobre todo, más conectados con nuestra Divinidad Interior y con un mayor nivel de conciencia.
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En el prólogo de su libro “Ejercicios de Lamasería” el Maestro Samael nos dice lo siguiente:
En este parque de la Ciudad de México, D.F. ante mi vista tengo en estos momentos hermosos árboles, bellos prados, algunos niños que juegan bajo los ardientes rayos del sol. Hay algunas bancas en donde la gente se sienta a contemplar las bellezas de la naturaleza.
En instantes en que dicto este prólogo me vienen a la memoria muchas escenas, muchos dramas, pasajes extraordinarios de los antiguos tiempos, colegios iniciáticos, ermitas solitarias donde los anacoretas meditaban en silencio, arroyuelos cantarines que se precipitaban entre los lechos de roca, sibilas maravillosas de la Europa druida, ermitaños del Viejo Egipto de los faraones en los primeros tiempos, etc., etc., etc.
No hay duda, mis caros hermanos, que en los misterios de Eleusis, así como en los de Troya, Roma, Cartago, Egipto, etc., lo psíquico y lo físico marchan en forma paralela, armónica, perfecta.
Recordad por un instante, por ejemplo, los misterios pitagóricos: entonces no era admitido aquel que no supiera matemáticas. Recordad a los derviches danzantes, a las runas magníficas, a las bellas danzas de la Antigua India, los movimientos rítmicos perfectos de los iniciados egipcios y veréis, mis caros hermanos, ese paralelismo extraordinario que siempre ha existido entre lo espiritual, lo anímico y lo físico.
Tenemos indudablemente un cuerpo de carne y hueso. Tal cuerpo posee una eurritmia maravillosa y en el cerebro se encuentran muchos poderes latentes que deben ser despertados. Es indispensable aprender a manejar nuestro cuerpo, saber sacar de él, extraerle sus más dulces melodías. Es importante hacerlo vibrar como una sinfonía entre el arpa milagrosa del infinito universo.
Absurdo es, mis caros hermanos, permitir que Jeropas (el tiempo) dañe este precioso vehículo, que se nos ha dado para nuestra propia realización íntima. En verdad, hermanos, os digo que nosotros los gnósticos tenemos métodos precisos para rejuvenecer el organismo y para curar todas las enfermedades. Es incuestionable que nosotros podemos aprender a auto-curarnos. Cada uno de nosotros puede convertirse en su propio médico, aprendiendo a curarse a sí mismo y sin necesidad de medicina, he ahí el más caro ideal.
Se hace urgente conservar este cuerpo en perfecta salud durante muchos años, a fin de disponer de este precioso vehículo para nuestra propia autorrealización íntima.
Aquí van los ejercicios necesarios para conservar la salud y alargar la vida. Aquí tenéis hermanos los métodos preciosos mediante los cuales vosotros, si estáis viejos, podréis reconquistar la juventud y si estáis jóvenes podréis prolongar tal juventud en forma indefinida.
Entended pues, leed con atención y practicad. De nada os sirve teorizar, hay que ir al grano, a los hechos. Ésta es una obra eminentemente práctica y didáctica a la vez. La enseñanza se entrega en forma dialéctica, mas repito: No os contentéis únicamente con la información libresca, convertid la doctrina en hechos.
Se entregan también en esta obra enseñanzas para el despertar de la conciencia. Ha llegado la hora, el momento de despertar ¿Por qué hemos de continuar dormidos? Los procedimientos que en esta obra estamos entregando a la humanidad son eficientes y absolutamente prácticos en un ciento por ciento.
Todos y cada uno de los hermanos, practicando la meditación en la forma como la hemos enseñado, podrán llegar algún día al samâdhi.
Hoy, ya con los ejercicios prácticos y de didáctica precisa, cualquier aspirante sincero puede provocar el gran cambio, la transformación radical auténtica.
Ante todo, lo que se requiere de verdad es continuidad de propósitos; no basta practicar hoy y mañana olvidarnos, se hace necesario practicar y practicar intensamente durante toda la vida, hasta llegar a la meta, al triunfo verdadero.
Que la paz sea con la humanidad entera. Samael Aun Weor
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EJERCICIOS DE LAMASERÍA
Es necesario saber que en el cuerpo humano, en el organismo celular, existen algunos chakras que podríamos denominar específicos, especiales para la vitalidad orgánica; son una especie de vórtices por los que entra el prana, la vida, a nuestro organismo, a saber: el occipital, el frontal, el laríngeo, el hepático y el prostático; además existen otros dos que se corresponden con las rodillas. Estos 7 chakras son básicos, repito, para la vitalidad del organismo físico y por ellos entra el prana, la vida, al cuerpo vital, asiento de toda actividad orgánica.
El chakra laríngeo, por ejemplo, guarda estrecha relación con el prostático, por ello es que la voz, la palabra, debe ser cuidada. Hay que evitar cuidadosamente los sonidos chillones de la voz, o demasiado bajos. Si observamos la vida de muchos ancianos decrépitos, podemos perfectamente verificar que emiten muchos sonidos, dijéramos, chillones, y esto falsea su potencia sexual o indica a la vez impotencia. Lo mismo sucede con aquellos sonidos demasiado graves, cavernosos, también falsean la potencia sexual. La voz del varón, pues, debe mantenerse dentro de lo normal y la de la mujer ni demasiado baja, ni chillona, porque esto falsea la potencia sexual, debido a la íntima relación existente entre la laringe propiamente dicha y el centro sexual.
Podría argumentarse que la mujer no tiene próstata y así es, pero tiene un chakra que se relaciona con el útero, el cual juega un papel muy importante en ella, tan importante como el chakra prostático en el hombre, a este chakra en la mujer podríamos llamarlo chakra uterino, y ya sabemos la importancia del útero en la mujer.
Hecho este corto preámbulo, vamos a narrar, para bien de nuestros hermanos gnósticos, algo que es de suma importancia a manera de información.
Resulta que en la India vivía hace algún tiempo un coronel inglés retirado del servicio militar; era un hombre de unos setenta años, tenía un amigo joven. Aquel coronel oyó hablar de una lamasería que existía en el Tibet, en donde la gente, se volvía joven, donde muchos llegaban viejos y se iban jóvenes.
Lo primero que debemos hacer es buscar la salud, porque un cuerpo sano sirve para todo, aguanta con todo y responde en todo momento para exigirle trabajo material y espiritual. Así que primeramente hay que curar el cuerpo y mantenerlo alentado durante toda la vida; lo otro es mantenerlo en buenas condiciones, porque ¿qué hace uno con un cuerpo enfermo? Es obvio que un esoterista, un iniciado, no debe estar enfermo jamás. Las enfermedades y los problemas tormentosos son para las personas que no están en el real camino. El que está en la senda no debe estar decrépito ni enfermo, eso es claro.
De manera que hay una serie de ejercicios esotéricos muy importantes. En el esoterismo se ha hablado mucho, por ejemplo, sobre Kundalini Yoga, sobre el Viparita-karana-mudra, se ha hablado sobre los derviches danzantes, o sea, los derviches-torbellino. En el Pakistán, en la India, hay derviches que saben realizar ciertas danzas maravillosas y por medio de las mismas despiertan ciertos poderes, desarrollan ciertos chakras. Es urgente conocer todo eso si uno quiere llegar a tener un cuerpo joven o quiere desarrollar los chakras. Entonces vamos a ver esta serie de ejercicios.
Los jóvenes no aprecian lo que vale la juventud porque están jóvenes, pero los viejos sí aprecian esa riqueza que es la juventud. Sin embargo, con estos seis ritos que vamos a practicar, un viejo puede rejuvenecerse. Es claro que con estos ritos una persona joven puede mantenerse así, y si está viejo puede volver a la juventud.
Con estas prácticas cualquier persona puede curarse de sus propias dolencias. Aquí veremos el Mayurasana, la posición de rodillas, la posición de mesa, que se ve en algunas ruinas sagradas, etc., etc., etc. Es una síntesis de ejercicios esotéricos, con documentación en la India, Persia, Pakistán, Turquestán, Yucatán, México, etc. He visto algunas publicaciones por ahí, pero no enseñan la fórmula ampliamente equilibrada que se necesita.
Con estos ejercicios hombres de setenta años pueden quedar, por ejemplo, convertidos en personas de treinta y cinco o cuarenta años. Se me dirá que porqué yo no demuestro poca edad; sencillamente porque no estaba interesado en conservar mi cuerpo físico, mas ahora de que estoy informado de que tengo que conservar este cuerpo por tiempo indefinido para poder iniciar la Era del Acuarius, es obvio que tengo que practicar tales ejercicios.
Alguna vez vi por ahí una publicación que me enviaron desde Costa Rica, ésta contenía tales ritos, porque estos ritos no son patrimonio exclusivo de nadie. Hay pues algunas lamaserías en los Himalayas y en otros sitios donde se practican, sobre todo en una lamasería que se llama “El Manantial de la Juventud”, pero claro está que a pesar de practicar allá muchos ejercicios no encontré toda la documentación de los mismos en la citada publicación.
También encontré algunos datos recogidos de la misma lamasería, que yo conozco muy bien, como también conozco otras escuelas que hay en el Indostán; no es sino tomarse la molestia de viajar un poco por el Turquestán, Persia, Pakistán, etc., y allí se conocerá algo sobre los derviches danzantes o torbellinos, etc.
Hay que meditar un poco sobre lo que simboliza estar uno de rodillas; uno de niño practica inconscientemente ciertos ejercicios. En todo caso veía yo en esa publicación un relato bastante interesante. En esta revista de marras contaban el caso del coronel inglés, el que a la edad de 70 años, allá en la India, supo que por allá en el Tibet existía una lamasería donde la gente podía rejuvenecerse y decidió salir en su búsqueda. Invitó a un amigo que tenía, pero su amigo era joven; claro, no le quiso hacer caso pues diría que para qué, siendo joven, con qué objeto iba él a buscar dónde rejuvenecerse.
El día de la partida del pobre viejo su joven amigo, como es de suponerse, se rio bastante al ver al pobre vejete de 70 años con su bastón, su cabeza calva, unos pocos pelos blancos, muy viejo, viajando rumbo a los Himalayas en busca de la juventud. El joven amigo pensó para sus adentros: Qué curioso este pobre viejo, ya vivió su vida y quiere volver a vivir otra vez. Claro que lo vio irse y lo único que le causó fue risa.
Lo curioso del caso es que pasados más o menos unos cuatro meses, recibió el joven amigo del coronel una carta del viejo, donde le informaba que ya estaba sobre la pista de esa lamasería, llamada El Manantial de la Juventud. Pues le causó risa y así quedó la cosa.
Lo cierto fue que cuatro años más tarde sucedió algo que no era motivo de risa: alguien golpeó a la puerta de la casa del joven, el que salió a abrir:
- A sus órdenes. ¿Qué desea?
El recién llegado, que parecía un hombre de unos 35 ó 40 años, dijo:
- Soy el coronel fulano de tal.
- ¡Ah!… -dijo el joven-, ¿usted es el hijo del coronel que se fue por allá para los Himalayas?
- No -le respondió-, soy el mismísimo coronel.
- Pero, cómo va a ser posible, si yo conozco al coronel, es mi amigo y es un pobre viejo, usted no está viejo.
- Le repito, soy el coronel que le escribiera una carta cuatro meses después de mi partida, informándole que ya había encontrado la pista para llegar a la lamasería. Le mostró al joven su documentación y este, claro, quedó asombrado.
Lo curioso es que el tal coronel, allá en los Himalayas, vio a muchos jóvenes de los cuales se hizo amigo, allá en la lamasería “El Manantial de la Juventud“. No había ningún viejo, ahí todos eran jóvenes; el único viejo era él, los demás eran personas de 30, 35 ó 40 años de edad. Pero después, cuando ya se hizo buen amigo de muchos, descubrió que todos ellos tenían más de 100 años de edad, es decir, que todos eran más viejos que él, pero ninguno tenía apariencia de viejo.
Claro, el coronel quedó asombrado. Se sometió a la disciplina esotérica de la lamasería y logró reconquistar la juventud.
Todo este relato lo vi en esa publicación que me enviaron, pero yo conozco personalmente esa lamasería. He estado allí, es un edificio bastante grande, con inmensos patios; en un patio trabajan los varones y en el otro trabajan las iniciadas. No solamente hay mujeres tibetanas iniciadas, sino también inglesas, francesas, alemanas y de distintos países europeos en esa lamasería.
Conozco todos los ejercicios que allá se enseñan desde los antiguos tiempos. Los movimientos torbellinos los he conocido donde los mahometanos, que constituyen parte de los aspectos esotéricos del mahometanismo y que practican, como ya lo dije, los derviches danzantes.
En cuanto a la posición de rodillas, es la de la mística esotérica, movimientos técnicos especiales; la posición de mesa se encuentra en Yucatán; la posición que algunos llaman “lagartija”, que es un ejercicio que sirve para reducir el abdomen, tiene documentación en el Indostán, en el Kundalini Yoga, se le llama sencillamente Mayurasana.
La posición de piernas hacia arriba tiene vasta documentación, es conocida siempre como el Viparita-karana-mudra y se la encuentra en muchos textos sagrados. Existe también el famoso Vajroli-mudra, que sirve para la transmutación sexual de los solteros, como también ayuda mucho a los que trabajan con el Sahaja Maithuna.
No es pues esta serie de ejercicios propiedad exclusiva de una sola persona. Se han hecho, como digo, muchas publicaciones, mas muy pocos son los que conocen la parte esotérica de los mismos.
Yo conozco la parte esotérica, no únicamente por lo que haya dicho la citada publicación de Costa Rica ni muchas otras que hemos visto y que hablan de estos ejercicios, sino desde hace muchísimo tiempo atrás; la conozco prácticamente desde la Lemuria, porque, por ejemplo, el Viparita-karana-mudra lo practiqué intensivamente cuando estuve reencarnado en el Continente Mu o Lemuria y sé que tiene mucha importancia.
Los lamas que trabajan en la lamasería El Manantial de la Juventud practican tales ritos: usan la alfombrilla de la oración, una pequeña alfombra sobre la cual se pueden hacer los ejercicios. Se acuestan, se arrodillan, se sientan, etc., y a cada posición o sadhana le corresponde su meditación u oración, es decir, a cada cambio de posición le corresponde una intensificación en cualquiera de los aspectos místicos, según de lo que se trate.
CURACIÓN POR EL ESPÍRITU SANTO
La Divina Madre Kundalini es el objeto central de toda sadhana. Cuando uno está haciendo estas prácticas, está en perfecta concentración, en oración, suplicándole, rogándole a la Divina Madre por la necesidad más apremiante. Por medio de Ella puede uno pedir al Logos; Ella intercede ante el Logos, pide con uno, suplica para uno. Ella tiene gran poder.
Uno le suplica a Ella, a la Divina Madre, que interceda por uno ante el Tercer Logos (Espíritu Santo) y que le suplique al Logos la curación, el despertar de la conciencia, el despertar de tal o cual chakra, etc.
Cada posición es diferente y significa intensificar la oración, la súplica, el ruego. En estas prácticas de meditación, concentración y súplicas bien puede uno pedirle a su Divina Madre Kundalini que Ella, por su propia cuenta, invoque a su Divino Esposo, al Divino Tercer Logos, Sacratísimo Espíritu Santo. Bien sabemos que el Esposo de la Madre Divina es el Espíritu Santo.
Hay que rogarle, suplicarle intensamente a la Madre Divina, para que Ella suplique y ruegue a su Divino Esposo que nos cure, nos aliente de cualquier enfermedad o dolencia que nos aqueje. Entonces Ella se concentrará en el Logos, su Esposo, el Archi Hierofante o Archimago, como se le llama, para que venga y sane tal o cual órgano enfermo que nos impida dar rendimiento.
En esos momentos debe uno identificarse con el Logos, con el Espíritu Santo y en forma tremenda, imperiosa, ordenarle al órgano que está enfermo, diciéndole:
¡SANA! ¡SANA! ¡SANA!
¡TRABAJA! ¡TRABAJA! ¡TRABAJA!
Hay que hablarle a ese órgano con fe verdadera, con energía, con valor, pues tiene que sanar forzosamente. Hay que concentrarse decididamente en cada célula del órgano enfermo, en cada molécula, en cada átomo, en cada electrón del órgano enfermo, ordenándole que trabaje, ¡que se sane!, ¡que se cure! y profundamente concentrado en el Logos, plenamente identificado con el Espíritu Santo, que en esos momentos está haciendo la curación, sanando el órgano enfermo. Así ese órgano tendrá que sanar, tendrá que curarse, eso es obvio.
Así pues, es aconsejable que cada quien aprenda a curarse por sí mismo. Mediante la fuerza del Espíritu Santo uno puede llegar a curarse a sí mismo, a sanarse de cualquier enfermedad. Eso de andar enfermo es muy triste, muy doloroso y el que anda en la senda no tiene por qué estar enfermo.
Con estos ejercicios, pues, se desarrollan los chakras y por otra parte se sana el organismo. Hay chakras importantísimos, está el occipital, por ejemplo, que es una puerta por donde entran fuerzas al organismo; el frontal es otra puerta por donde las fuerzas vitales penetran al organismo cuando se desarrollan los chakras. El laríngeo que, como ya dije, tiene íntima relación con el prostático, que es el del sexo; estos dos chakras son importantes para la salud del organismo. Está el chakra del hígado que, como se sabe, es un verdadero laboratorio; hay que desarrollarlo para que el hígado trabaje correctamente, porque cuando el hígado trabaja bien, el organismo marcha muy bien.
“Ejercicios de Lamasería” Samael Aun Weor