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Si hay crueldades humanas, es también cierto que existen crueldades espirituales.
Todos aquellos que amamos la luz, pasamos toda clase de “ismos”; conocimos las escuelas teosóficas, rosacrucistas, espiritualistas, etc., etc., y donde se pregona amor y hermandad, fraternidad y paz, sólo encontramos realmente hipócritas fariseos, sepulcros blanqueados, rencores disfrazados con ropajes de filosofía, fanatismos terribles y chismes secretos. Donde buscamos sabiduría, sólo encontramos charlatanería, vanidad y orgullo necio.
No hay puñalada que más hiera, que la crueldad espiritual, y las pobres almas anhelosas de perfeccionamiento superlativo, y de auto-enaltecimiento espiritual, en su búsqueda de la verdad sufren lo indecible en su paso por esas famosas escuelas espiritualistas. De los hermanos espiritualistas se reciben todas las infamias y todas las “canalladas”. Y sus peores crueldades las disfrazan siempre con frases filosóficas y dulces sonrisas. No hay puñalada que más duela, que la puñalada espiritual.
Las enfermedades morales sólo se curan con la magia de las rosas. Aquellas pobres almas que tengan alguna pena moral muy honda, que se curen con la magia de las rosas. La rosa es la reina de las flores. La rosa está influenciada por Venus, la estrella del amor, el lucero de la mañana. En ese lucero vive un gran Maestro inefable, este Maestro se llama el Maestro “LLANOS”.
El Chela que quiera visitar a la estrella de la mañana en su cuerpo Astral, operará en la siguiente forma:
Se acostará con el cuerpo bien relajado, se adormecerá un poquito pronunciando con el pensamiento la siguiente plegaria:
Llanos… Llanos… Llanos… Ayúdame, Lla… ma… dor… Lla… ma… dor… Lla… nos… Lla… nos… Lla… nos…
Y cuando ya el discípulo se halle dormitando, siéntese suavemente en su lecho, arroje la frazada con que se halle arropado, y bájese de su lecho. Ya de pie en el suelo, brinque con la intención de quedar flotando en el aire, y si flota, sálgase de su casa flotando en la atmósfera, y pronunciando la invocación al Maestro Llanos, tal como lo estaba pronunciando en la cama.
El Maestro LLANOS es un habitante del planeta Venus, y él oirá la llamada del llamador, y lo ayudará para que llegue a Venus, la estrella de las rosas, el lucero de la mañana. Al llegar a Venus, el discípulo será recibido por el Maestro LLANOS, y si desea sabiduría, el Maestro le iluminará. El discípulo quedará deslumbrado con los resplandores inefables que brotan del aura y de la túnica de diamantes del Maestro LLANOS. Este Maestro ya se unió con el “GLORIAN”, y por ello usa túnica de diamante.
En la hora de Venus, la atmósfera astral se llena de luz rosada, llena de belleza inefable.
En cierta ocasión me dijo un Gurú lo siguiente:
“Esta es una hora muy peligrosa para el desprendimiento, hijo mío, el mundo está todo lleno de una luz rosada…”.
El Maestro tenía razón, porque si bien es cierto que en la hora de Venus el rayo positivo de esa estrella llena todo de luz, música y amor, también es muy cierto y muy real que el rayo negativo de Lucifer-Venus es el rayo del mago negro Lucifer y de todos los Luciferes e Iniciados tenebrosos de la paila de cobre. Pero si el discípulo vive una vida pura y casta, nada tendrá que temer de los magos de las tinieblas. Afortunadamente ya Lucifer y los Luciferes cayeron en el abismo…
La clave que aquí damos para viajar en cuerpo Astral a la estrella de Venus, yo, SAMAEL AUN WEOR la recibí de la gran Iniciada Egipcia MARIA, madre de Jesús de Nazaret.
Dicen las tradiciones que María hacía alfombras para el templo de Jerusalén, y que esas alfombras se transformaban en rosas. Las líneas de las manos de MARIA, la madre de Jesús, nos dicen claramente que en su primera juventud tuvo un rico enamorado que ella no quiso aceptar, pues su único anhelo era ser sacerdotisa de la luz. Sufrió María mucho con el acontecimiento del Divino Rabí de Galilea, y sólo tuvo un esposo que fue el Iniciado José, y un solo hijo, que fue el Divino Maestro.
Era pues, MARIA, una auténtica sacerdotisa Gnóstica, pura y santa. Su rostro era moreno, por el sol del desierto; su cuerpo fino y ágil; su estatura pequeña; su nariz ligeramente “chatica”, y el labio superior algo saliente. Vestía la Maestra humildemente; durante los primeros años de su vida tuvo comodidades, más tarde su vida fue muy pobre. Usaba túnica de color café, ya desteñida y remendada, pues vivía en la indigencia. Su vida santa cumplió la misión más grandiosa que se le puede conferir a un ser humano.
Ahora está nuevamente reencarnada la insigne Maestra en el Valle del Nilo. En esta ocasión nació con cuerpo masculino y ésta gran alma vino a cumplir una gran misión mundial.
PARA CURARSE DE LA PENA MORAL. Fórmula mágica de las rosas:
Sobre una mesa se ponen tres vasos de cristal llenos de agua pura, y en cada vaso una rosa. Estos vasos se colocarán formando triángulo, al Norte, Oriente y Occidente. Cada vaso deberá ser bendecido por el mismo interesado, y éste se tomará tres vasos diarios de este agua de rosas, en el siguiente orden: Antes del desayuno, el vaso del Oriente; antes del almuerzo, el vaso del Norte; y antes de la comida, el vaso del Occidente.
Este tratamiento deberá ir acompañado de una súplica sincera al ÍNTIMO y a la FRATERNIDAD BLANCA, para que le ayuden a salir del dolor moral en que se encuentra. Con esta fórmula sostenida por varios días, se curará cualquier “pena moral”, por grave que sea.
¿Cuándo y en qué época ha hablado algún médico sobre los sufrimientos de índole moral?
Cuántas personas mueren a diario y enferman a causa de sufrimientos morales, y sin embargo, es triste decirlo, jamás ha habido un compasivo que le entregue a la humanidad la fórmula exacta para curarse de penas morales. Son innumerables los casos de “suicidio”, y nunca había hablado nadie sobre la magia de las rosas.
Muchos médicos oficiales causan a diario muertes culpables, sin que la justicia humana les alcance, aunque tengan un cementerio por su cuenta. Yo conozco jóvenes que fueron humildes y sencillos mientras eran simples estudiantes de la Facultad de Medicina, pero tan pronto se titularon de doctores, se volvieron orgullosos, vanidosos y déspotas. La medicina es un sacerdocio muy sagrado, y ningún déspota, ni orgulloso, podrá ser jamás médico auténtico.
Extraído de Tratado de Medicina Oculta y Magia Práctica. Samael Aun Weor
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